Présentation

Un modelo organico como alteridad de lo biologico
Por Miguel Benasayag
Argentino, vive en París hace casi cuatro décadas y es un pensador de la modernidad, a la cual problematiza tomando e integrando “heréticamente” elementos de los campos que mejores herramientas le aporten. Se siente cómodo navegando la incomodad de no encajar en ninguna disciplina y hace de eso su propio arte. Es co-fundador del colectivo Malgré tout, donde, entre otras cosas, organizan periódicamente en Paris seminarios para pensar y discutir la complejidad del mundo actual. En este encuentro Miguel expondrá algunos de los temas centrales que viene trabajando y pensando en estos últimos años (por ejemplo, la singularidad de lo vivo–el “mamotreto” que escapa a cualquier dogmatismo y que no cabe en la palma de ninguna tecnociencia–) y luego nos seducirá con interesantes propuestas para pensar, trabajar, articular y abordar las problemáticas expuestas desde la perspectiva de las ciencias biológicas. La presentación será seguida de 1 hora y media de debate, y coronada con un coctel y aperitivo, que permitirá continuar charlando e intercambiando ideas distendidamente. Una velada dedicada a pensar en esas cosas que nos cuesta darnos el tiempo para pensar (más ocupados en funcionar que en existir, cómo diría el mismo Miguel), pero que atraviesan profundamente nuestra existencia y efímero pasaje por este mundo. Una velada para alimentar los espíritus y estimular a las mentes inquietas.
Resumen de la charla:
Desde los orígenes del mundo cibernético la cuestión de la homologación -“hombre(viviente) maquina” ocupo el espíritu de los investigadores y del gran publico. El dicho “test de Turing” ya intentaba comprender esta “diferencia”, esta alteridad; posible o imposible. El hecho de asimilar la vida humana a las maquinas y técnicas de la época no es algo nuevo ni inédito, ya en la época de Descartes los cuerpos funcionaban, oh sorpresa, como relojes y maquinas hidráulicas. Este mismo concepto hoy se presenta en términos de aparatos y estados discretos. Todo es algorítmico, como dice una cierta metafísica actual, donde el dogma dominante estipula que entre lo biológico y lo mecánico/artificial existe una continuidad, separados por tan sólo algunas unidades y donde, por lo tanto, la diferencia es meramente cuantitativa. Ante esto, cabe preguntarse si esa diferencia no será en cambio cualitativa, si no existirá una singularidad en lo vivo, algo que nos diferencie esencialmente de lo artificial. La pregunta encuentra su actualidad, mismo su urgencia, cuando el desarrollo, la penetración y la rapidísima masificación del mundo digital, de la Inteligencia Artificial, va acompañado de una generalizada delegación de funciones cerebrales, culturales, sociales, económicas, etc., que ponen en jaque estos posibles aspectos cualitativos que nos diferencian de la máquinas. La delegación de funciones, con su correlato, el reciclaje de las zonas “liberadas” del cuerpo, es un mecanismo propio a la evolución de las especies. Esta delegación puede ser inter-especifica, inter-grupal, o mismo hacia el medio. Pero lo nuevo de la época actual es que la rapidez y masificación de esta serie de delegaciones de funciones no dejan en absoluto la posibilidad de una regulación por reciclaje. En síntesis, la hibridación con el mundo digital ha tomado el sentido de una colonización (en el sentido de un vegetal o especie que coloniza un medio) y para comprender lo que seria un devenir de hibridación es necesario clarificar, si existe o no, una singularidad de lo vivo, que no dependa en su definición, ni de creencias, ni vitalismos.